miércoles, 27 de marzo de 2013

Curso de literatura europea I


Un sentimental puede ser una perfecta bestia en sus ratos libres. Una persona sensible no será nunca cruel. El sentimental Rousseau, a quien se le saltaban las lágrimas ante una idea progresista, distribuyó sus muchos hijos naturales entre diversos hospicios y asilos, y jamás se ocupó de ellos. Una solterona sentimental puede mimar a su loro y envenenar a su sobrina. El político sentimental puede acordarse del día de la madre y aniquilar implacablemente a un rival. A Stalin le encantaban los niños. Lenin lloraba en la ópera, sobre todo en La Traviata. Todo un siglo de autores cantaron la vida sencilla de los pobres. Por autores sentimentales nos referimos a la exageración no artística de emociones corrientes, que pretende provocar automáticamente la compasión tradicional en el lector. "
Curso de literatura europea, Vladimir Nabokov



"Nos hemos dedicado de tal manera a sofisticar nuestro corazón, hemos abusado tanto del microscopio para estudiar las repugnantes excrecencias y las vergonzosas verrugas de que está cubierto, y que agrandamos a voluntad, que es imposible que hablemos la lengua de los demás hombres. Ellos viven para vivir, y nosotros, ay de mí, vivimos para saber. En eso reside todo el misterio. La edad cambia sólo la voz, y hace caer solamente los dientes y los cabellos; nosotros hemos alterado el acento de la naturaleza, hemos extirpado uno a uno los virginales pudores que erizaban nuestro fuero íntimo de hombres decentes. Hemos hecho psicología, como los locos, que aumentan su locura esforzándose por comprenderla. Los años sólo invalidan los miembros, y nosotros hemos deformado las pasiones. Desdichados, tres veces desdichados los padres achacosos que nos hicieron raquíticos y sin suerte, ¡predestinados como estamos a no engendrar más que hijos muertos!"
La Fanfarlo, Charles Baudelaire


"Sólo el príncipe, puede disfrutar bajo el disfraz de un campesino, el sentirse ágil buzo en un ambiente vulgar, seguro en su refugio "Real". Un gran observador, pero también un hechizado (un Cazador Encantado.) Por otra parte podemos imaginar que, el campesino disfrazado de príncipe se ve anodadado por lo que no llega a controlar: los gestos, el squeptron. Tampoco es hechizado, sino abrumado. Porque tras el supuesto hechizo aguarda el mecanismo del engaño: sólo harapos, pobreza, desesperación, barro, nada. El hechizo está en aquello que se transfigura evanescentemente, siempre aproximándose, nunca estridente ni definitivo (como tal vez, lo quisiese el campesino), siempre volátil"
Descripción ledideptorológica de una nínfula
Vladimir Nabokov