miércoles, 13 de marzo de 2013

Giorgio Griffa

Giorgio Griffa emplea unos colores muy vitalistas y dulces. Me gusta la manera que tiene de escogerlos, de agruparlos. Me llama la atención que esos colores se correspondan con el imaginario de un hombre. Me cuesta imaginar a cualquiera de los hombres que conozco empleando este registro de colores para crear una obra. 
Y éso es precisamente lo que más me atrae de él y de sus obras. La mayoría de profesores de pintura (hombres) que he tenido, estaban en contra del uso (y abuso) del color rosa y los colores pastel en general. 
Me gustan las telas que aparecen dobladas de  vez en cuando, imperfectas, deshilachadas y crudas, sin imprimación de ningún tipo. Esto hace que los colores que se sitúan en ese campo de color tengan una connotación más suave y más primaria. Hace que el color descanse sobre la tela, acoplándose a ella de forma natural, sin ningún intermediario. Me gusta que la tela tenga un valor compositivo. Me gustan, especialmente, cómo están distribuidas las manchas de color en el campo pictórico: llenando el espacio pero dejándolo respirar. Realmente me parecen interesantes las composiciones que tienen en cuenta el vacío. Porque se establece un diálogo con lo que no existe, con lo que parece un salto al vacío al intelecto.
El empleo arbitrario de los números es algo que por su propia arbitrariedad me cae muy bien.
Creo que sus obras podrían ser, cada una, pequeñas piezas musicales. 
¿Por qué no musicalizarlas?