viernes, 22 de marzo de 2013

Una tarde fuimos a una tienda en la que se vendían muchas cosas. Era la tienda de un pueblo en la que había desde una batidora-trituradora a dvds con polvo. Nosotros íbamos a por unos cds que estaban a precios tirados, uno o dos o tres euros cada uno y eso era porque en la tienda habían sufrido una inundación doméstica y todos los cds se habían mojado. El papel de los cds estaba arrugado, incluso algunas portadas habían perdido el color. Se había desvanecido. A mi me costó elegir entre los cds que me resultaban interesantes. Cuando voy a una tienda a comprar discos acabo comprando más cuando no tenía una idea determinada sobre lo que iba buscando. Me llevé un disco de Leonard Cohen. Uno en el que sale con unas gafas y un plátano pelado en la mano. Ah! Los plátanos...son tan estéticos. Tienen unas manchas oscuras que se reparten sin piedad sobre el amarillo primario. Pero el plátano de la portada de Leonard Cohen está en blanco y negro.
Hoy iba a poner un disco para pintar. Para empezar a pintar, he estado un rato mirando la columna de cds. Y buscaba uno de Jarvis Cocker pero no lo he encontrado. He encontrado el de Leonard Cohen. He estado mirando la portada y me he acordado de cuando lo compré. Me he acordado de que lo escuché en Pirineos durante un verano. He abierto la carátula y he visto que el disco no estaba. He pensado que si no lo encuentro, me quedaré la carátula para acordarme de esa tienda que sufrió una inundación doméstica. De esa tarde que me comí un helado de fresa con vainilla y ví a un hombre sentado en una silla de ruedas. Yo llevaba un mono blanco y negro y unas botas rojas y un amigo me dijo que parecía Kylie Minogue.